lunes, 22 de diciembre de 2008

José Manuel Solórzano Vázquez

Agora Milenio
José Manuel Solórzano Vázquez

Sáb, 20/12/2008 - 10:23

José Manuel Solórzano VázquezHace varios años escucho que la Secretaría de Salud padece gastos catastróficos que enferman sus finanzas, que lastiman nuestra economía política nacional.

Es el caso del gasto para atender a la prevenible y evitable diabetes, el cual “podría ser causa de banca rota del sistema de salud”. Así lo expresó en abril pasado José Ángel Córdova Villalobos con motivo del Congreso Nacional de Diabetes celebrado en León.

Por su parte, el delegado del IMSS Moisés Andrade Quesada declaró “La diabetes nos tiene avasallados. Se dice que Guanajuato es el segundo o tercer estado del país en casos de diabetes. Tenemos que hacer algo. Si no actuamos ya, dentro de poco no va a haber recurso que alcance para atenderla”. Y Elvia Rodríguez Villalobos, en ese entonces presidenta médica de la Asociación Mexicana de Diabetes en Guanajuato organizadora del congreso señaló “Para el 2030 la diabetes va a ser la peor pandemia que haya existido en la humanidad”

Para noviembre del año pasado la diabetes aquejaba a 15 millones de compatriotas. El 14 % de los derecho habientes eran (ahora son muchos más) diabéticos, y la enfermedad costaba en ese entonces a México 4 mil 500 millones de pesos al año.

Datos frescos, de esta semana, el secretario de salud a nivel federal dijo que los pacientes de diabetes absorben la tercera parte de los recursos del Instituto Mexicano del Seguro Social.

Un gasto absurdo como otros muchos que podrían evitarse si México no padeciera esta enfermedad cultural que se está convirtiendo en el hoyo negro de la Patria: el vacío de una cultura de comunicación concebida ya no desde el gobierno ni de la iniciativa privada, sino desde, con y para la sociedad civil organizada.

¿Qué esta haciendo el gobierno para disminuir, evitar, atacar y vencer a la diabetes? ¿En qué consisten sus actividades de promoción de la salud en el hogar, en la escuela, en el trabajo… y, específicamente para atender la epidemia de la diabetes? ¿Cómo promueve y educa el autocuidado? ¿Qué programas públicos tiene para la activación física y la conquista de una educación alimentaria liberadora?

Sinceramente, considero que tratar de responder estas preguntas y otras de mayor calibre sería perder el tiempo, pues lo que es bueno y necesario cuestionar es la forma en que el gobierno concibe su participación en el desarrollo de políticas públicas para la salud, para la alimentación y otros campos de la cultura vitales.

Hace ya 20 años, la población culturalmente activa de León inició el camino que conduce a la cabal comprensión de que las políticas públicas para ser auténticas y genuinas deben ser concebidas por la sociedad, proceder de ella. Pues es la sociedad civil y no el gobierno el sujeto histórico de desarrollo, el sujeto cultural por excelencia.

Por mi parte, la comprensión que he alcanzado de la cuestión me permite diagnosticar que el paradigma organizacional con el que las organizaciones y dependencias gubernamentales implantan sus proyectos y programas de desarrollo social, de salud, de educación, etc., es de casi nulo valor cultural.

Durante años, aseveré que dicho paradigma o modelo organizacional es caduco, obsoleto. Hoy apuesto a que no es caduco ni obsoleto porque nunca ha sido apto, competente.

Por lo anterior, propongo a las autoridades federales, estatales y municipales en salud encarguen a quien pueda hacerlo, un análisis crítico de la pertinencia del actual paradigma organizacional con el que atienden sus responsabilidades.

Por mi parte, insisto, ofrezco mi convicción plena de que la mejor prueba de lo inadecuado, e inapropiado de dicho modelo organizacional es la total inutilidad que para los fines que se persiguen tiene la actual idea y práctica de la comunicación con que cuentan las organizaciones gubernamentales.

Pues si nos fijamos bien, dicho modelo procede de la iniciativa privada comercial mercantil. Por eso es absurdo el gasto que el gobierno hace de nuestro dinero en campañas de difusión pensadas en base a spots y slogans marcadamente publicitarios.

Pensar la sociedad y su desarrollo, su educación, su progreso moral y su liberación de las enfermedades evitables requiere insoslayablemente de un paradigma organizacional y comunicacional concebido por la sociedad. Ya no por el gobierno ni el mercado. Por la sociedad; allí está la renovación necesaria.

Toca también al ejecutivo del gobierno estatal y al ayuntamiento municipal plantearse autocráticamente tal renovación cultural si quieren de verdad impulsar el cultivo de la educación de la salud pública. Y otros cultivos por ahora invisibles, insospechados.

Escuchemos nuestras propias voces unos a otros.

Escuchemos a Horacio Guerrero, director del instituto estatal de planeación, quien durante la semana de la sustentabilidad organizada por la secretaria de desarrollo sustentable señaló “No hay orquestación sistémica de políticas de desarrollo … falta crear sistemas dinámicos que permitan a la ciudadanía participar… hay que crear sinergia social… pues los riesgos se incrementan… vivimos una época de capitalismo cultural… y... México no ha hecho cultura…

Yo le apuesto a la causa de la indivisibilidad de la cultura y el desarrollo. Y a la comunicación que nace de tal indivisibilidad.


http://www.milenio.com/node/135404

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